II
Derruye blandamente mi ilusa quietud
la breve danza de tu desnudo mirar,
e inunda mi lejano callar
su vasta levedad,
en inefables olas de luz.
Azota mis vibrantes pupilas
el fuego indeleble de tu Aura azul,
y mis labios inocentes,
pinceladas transgresoras de tu mar…
Tu rosáceo aliento mis palabras arredra al pasar,
como un beso tardo e insospechado
convocado por la Prontitud.